Compuse mi primera canción a los 13 años, dedicada a algunos de mis profes. Llevaba por título EL PARQUE ZOOLÓGICO. La canción, necesariamente anónima, se hizo famosa en el cole, hasta que perdió el anonimato y estuvo a punto de costarme la expulsión. Comprendí que hacer canciones servía para darle chispa a la vida y desde entonces no he dejado de componer. Desde canciones infantiles a composiciones para coros, pasando por jingles publicitarios, B.S.O., teatro musical, canciones para el Festival de Benidorm o temas que han terminado felizmente editados en CD’s.

Al fin y al cabo, una canción es una historia que cuentas y cantas a la vez. Y lo único que cambia es el destinatario.